La sanidad es un derecho al que
todos tendríamos que tener acceso de forma igualitaria, sin embargo, no en
todos los países y comunidades ocurre así, o por lo menos de la misma manera.
Estados Unidos sufre las consecuencias
de una sanidad a base de compañías privadas y aseguradoras. Esto
conlleva a que millones de estadounidenses no puedan tener cobertura al servicio médico, simplemente porque no pueden pagarlo, pero… ¿el cuerpo tiene un precio? ¿hay un límite para rechazar el servicio médico a las personas? ¿profesión o negocio?
conlleva a que millones de estadounidenses no puedan tener cobertura al servicio médico, simplemente porque no pueden pagarlo, pero… ¿el cuerpo tiene un precio? ¿hay un límite para rechazar el servicio médico a las personas? ¿profesión o negocio?
El sistema público sanitario existente
cubre a los pensionistas mayores de 65 años (programa Medicare, regulado y gestionado por la administración
federal que incluye un sistema de copago de medicinas), a las personas sin recursos
(programa Medicaid, regulado para
toda la federación pero gestionado por los estados) y a los niños de familias
con recursos limitados (no cubiertos por Medicaid). Los programas públicos se
gestionan de manera prácticamente total mediante el pago de los servicios a
instituciones privadas. Por ley, los empleadores tienen que asegurar a sus
trabajadores la cobertura sanitaria derivada de los accidentes de trabajo y los
hospitales tienen que atender la atención en urgencias incluso de quienes no
estén asegurados. Con excepción de la administración militar, no existe una red
de hospitales o centros sanitarios públicos.
A pesar de que Estados
Unidos es el país con el mayor
porcentaje del PIB dedicado a la sanidad (El gasto sanitario en 2012 era el
17,9% del PIB y 8.952 dólares per cápita), las encuestas demuestran que sus habitantes no
están precisamente satisfechos con la atención recibida. A esto se añade que
cada vez son más los ciudadanos que carecen de cobertura asistencial por no
poder costeársela. En Estados Unidos hay 51 millones de personas que no
tienen seguro médico (The Congressional Budget Office, 2010).
Un informe reciente de
la Commonwealth Fund asignó al sistema de salud estadounidense, después de
medir 37 áreas de calidad, una puntuación de 66 sobre 100, por debajo de países
como Islandia, Francia, Japón, Italia o Suecia. A esto se suma, que la atención
varía notablemente entre estado y estado, y entre un hospital y otro, no se
controlan adecuadamente patologías crónicas como la diabetes o la hipertensión
y sólo la cuarta parte de los médicos utiliza sistemas electrónicos. El
análisis estima que si la sanidad norteamericana funcionara según parámetros de
calidad aceptables, se salvarían 150.000
vidas y se ahorrarían 100.000 millones de dólares cada año. Por si fuera
poco, las últimas encuestas indican que el 40% de los estadounidenses asegura
haber recibido una atención ineficiente, descoordinada o insegura.
El sistema de salud de una nación
puede ser de la mejor calidad y eficiencia económica, pero si a las personas
que necesitan sus servicios se les priva de los mismos o se les desalienta a
utilizarlos, entonces ese sistema no está respetando los derechos fundamentales
de la población. Los
Estados Unidos de América (EE. UU.) tienen una larga historia de desigualdades raciales y étnicas. La
mayor parte de las personas que no tienen seguro médico son de origen latino
(los llamados "latinos" representan el 15'4% de la población de
Estados Unidos y son, sin embargo, el 32'3% de la población no asegurada) o de
raza negra (los "blacks" representan el 13'3% de la población, pero
un 16'7% de los no asegurados). Diferencias también por razón de sexo. Primero,
al respecto de la cobertura sanitaria, ya que se calcula que en 2011 había 19
millones de mujeres entre 18 y 64 años sin seguro médico. El motivo de estas
diferencias, las que se refieren a las mujeres aunque también las que guardan
relación con el origen o el color de las personas, probablemente se encuentre
en el hecho de que la mayor parte de la población asegurada lo está a través de
los planes de seguro médico de sus propias empresas, con lo que aquellas
personas que tienen más dificultades para acceder al empleo las tienen también,
y por esa misma razón, para tener un seguro médico. De esta forma, el empleo
-tenerlo o no tenerlo, o las propias características del mismo- se convierte, a
su vez, en una fuente de desigualdad en materia sanitaria. Pero las diferencias
por razón de sexo no acaban ahí. También se producen en caso de estar
aseguradas: las mujeres pagan más por el mismo seguro médico que los hombres,
un billón de dólares más que ellos cada año.
Hay, por otra parte,
desigualdades que tienen que ver con la edad. Habitualmente las personas
mayores pagan más por sus seguros médicos que las personas más jóvenes, porque
se considera la edad como un factor de riesgo. Tanto que a veces el precio del
mismo seguro llega a multiplicarse por 25 en función de la edad de la persona
asegurada
Aunque la falta de
cobertura sanitaria es el problema más dramático, no es el mayor. Éste es la cobertura insuficiente de la mayoría de la
población. El aseguramiento privado es muy insuficiente y el sistema de copago
es enorme. El 23% de familias aseguradas con ingresos medios en la sociedad
estadounidense (de 25.000 a 50.000 dólares al año) indica que tienen problemas
para pagar las facturas médicas y el 22% retrasaba ir al médico, preocupados
por no poder pagar la factura. Esta situación alcanza dimensiones crueles. El
39% de personas con enfermedades terminales expresa angustia y preocupación por
cómo pagar sus facturas médicas. El 45% de casos de bancarrota en EEUU tiene
que ver con la imposibilidad de pagar las facturas médicas. Otro problema es
que en contra de lo que dicen muchos economistas liberales, el modelo de
aseguramiento privado en EEUU ofrece muy poca capacidad de elección. El 41% de
personas con aseguramiento privado conseguido a través del convenio colectivo
no tienen capacidad de elección. Tienen que ir al proveedor que señale la
compañía de seguros con la cual la empresa asegura a sus empleados.
EEUU ocupa el puesto número 44 en médicos por persona,
el 50 en camas hospitalarias por persona, el 34 en tasa de mortalidad infantil,
el 29 en tasa de mortalidad materna en el parto y el 30 en esperanza de vida de
las mujeres (28 en hombres). Era el número 1 en esperanza de vida de mujeres
que hubieran cumplido los 65 años y en la actualidad ocupa el vigésimo puesto.
¿Reforma?
Aunque de forma exagerada y
utilizando la ironía, Sicko, muestra una realidad preocupante en muchos
aspectos. La reforma sanitaria aceptada a través de La norma Patient Protection
and Affordable Care Act, abreviada PPACA, fue promulgada con carácter de ley
por el presidente de los Estados Unidos Barack Obama el 23 de marzo de 2010. Los cambios se harán con tres objetivos principales: expandir la
cobertura médica del pueblo de los EE.UU. como paso a acceder a una cobertura
universal, controlar los siempre crecientes costos del sistema de salud y
mejorar el sistema de prestación de la salud. La ley5 busca expandir el
nivel de cobertura y el acceso a la salud conservando su actual sistema mixto,
público-privado, caracterizado por seguros individuales basados en el empleo, Medicare
y Medicaid. A tal fin implementará lo que se conoce como “mandato
individual” por el cual se requiere que todos los ciudadanos de los EE.UU. y
residentes legales tengan un seguro médico. Aquellos que no lo tengan, con
algunas excepciones, deberán pagar una penalidad que irá en incremento a partir
del año 2014 en adelante, hasta alcanzar un máximo del 2.5% del ingreso anual
de una familia.
Según las estimaciones de la
oficina de Presupuesto del Congreso de EE.UU., el costo total de la reforma
será en 10 años de 938 mil millones de US$. Como se explicó, el gobierno espera
financiar este costo a través de una combinación de modificaciones en los
programas de Medicare y Medicaid y una serie de impuestos y
tarifas nuevas. Este organismo calcula que en 10 años los cambios que se
implementarán permitirán reducir el déficit del país en 124 mil millones US$.
Aún así, se espera que
unos 15 millones de personas permanezcan sin seguro, la mayoría de ellos
inmigrantes indocumentados
(1) Barrera Páez, L. RJ, M. Los intentos de reforma sanitaria en
Estados Unidos, cada vez más hacia el modelo de cobertura universal. 2005.
(2) Ganduglia, C. . La reforma sanitaria de los Estados Unidos de
America. 2010.
(3)
Kenneth I. S, MD. Health Care Quality and How to Achieve It. 2002.
(4) Navarro, V. La privatización de la sanidad. Febrero 2013.
(5) Rodríguez Fernández, M. Luz. Derechos, mercado y luchas
políticas. A propósito de la reforma sanitaria de la Administración Obama. 2013.
(6)
Starfield, B. S, F. A, D. B, P. DM, J.M ,Hjortdahl, et al. Atención primaria y responsabilidades de salud pública en seis
paises de Europa y América del Norte:un estudio piloto.
(7) Urbanos, R. Sistema sanitario, Salud y Sostenibilidad. Junio
2012.
(8) Wallace, Steven P. E, V. Disponibilidad, accesibilidad y
aceptabilidad en el sistema de atención médica en vías de cambio para los
adultos mayores en los Estados Unidos. 2001.
0 comentarios:
Publicar un comentario