lunes, 8 de abril de 2013

Sistema sanitario liberal en EEUU


La sanidad es un derecho  al que todos tendríamos que tener acceso de forma igualitaria, sin embargo, no en todos los países y comunidades ocurre así, o por lo menos de la misma manera.
Estados Unidos sufre las consecuencias de una sanidad  a base de compañías privadas y aseguradoras. Esto
conlleva a que millones de estadounidenses no puedan tener cobertura al servicio médico, simplemente porque no pueden pagarlo, pero… ¿el cuerpo tiene un precio?  ¿hay un límite para rechazar el servicio médico a las personas? ¿profesión o negocio?

El sistema público sanitario existente cubre a los pensionistas mayores de 65 años (programa Medicare, regulado y gestionado por la administración federal que incluye un sistema de copago de medicinas), a las personas sin recursos (programa Medicaid, regulado para toda la federación pero gestionado por los estados) y a los niños de familias con recursos limitados (no cubiertos por Medicaid). Los programas públicos se gestionan de manera prácticamente total mediante el pago de los servicios a instituciones privadas. Por ley, los empleadores tienen que asegurar a sus trabajadores la cobertura sanitaria derivada de los accidentes de trabajo y los hospitales tienen que atender la atención en urgencias incluso de quienes no estén asegurados. Con excepción de la administración militar, no existe una red de hospitales o centros sanitarios públicos.
                                               
A pesar de que Estados Unidos es el país con el mayor porcentaje del PIB dedicado a la sanidad (El gasto sanitario en 2012 era el 17,9% del PIB y 8.952 dólares per cápita), las encuestas demuestran que sus habitantes no están precisamente satisfechos con la atención recibida. A esto se añade que cada vez son más los ciudadanos que carecen de cobertura asistencial por no poder costeársela. En Estados Unidos hay 51 millones de personas que no tienen seguro médico (The Congressional Budget Office, 2010).  
Un informe reciente de la Commonwealth Fund asignó al sistema de salud estadounidense, después de medir 37 áreas de calidad, una puntuación de 66 sobre 100, por debajo de países como Islandia, Francia, Japón, Italia o Suecia. A esto se suma, que la atención varía notablemente entre estado y estado, y entre un hospital y otro, no se controlan adecuadamente patologías crónicas como la diabetes o la hipertensión y sólo la cuarta parte de los médicos utiliza sistemas electrónicos. El análisis estima que si la sanidad norteamericana funcionara según parámetros de calidad aceptables, se salvarían 150.000 vidas y se ahorrarían 100.000 millones de dólares cada año. Por si fuera poco, las últimas encuestas indican que el 40% de los estadounidenses asegura haber recibido una atención ineficiente, descoordinada o insegura.

El sistema de salud de una nación puede ser de la mejor calidad y eficiencia económica, pero si a las personas que necesitan sus servicios se les priva de los mismos o se les desalienta a utilizarlos, entonces ese sistema no está respetando los derechos fundamentales de la población. Los Estados Unidos de América (EE. UU.) tienen una larga historia de desigualdades raciales y étnicas. La mayor parte de las personas que no tienen seguro médico son de origen latino (los llamados "latinos" representan el 15'4% de la población de Estados Unidos y son, sin embargo, el 32'3% de la población no asegurada) o de raza negra (los "blacks" representan el 13'3% de la población, pero un 16'7% de los no asegurados). Diferencias también por razón de sexo. Primero, al respecto de la cobertura sanitaria, ya que se calcula que en 2011 había 19 millones de mujeres entre 18 y 64 años sin seguro médico. El motivo de estas diferencias, las que se refieren a las mujeres aunque también las que guardan relación con el origen o el color de las personas, probablemente se encuentre en el hecho de que la mayor parte de la población asegurada lo está a través de los planes de seguro médico de sus propias empresas, con lo que aquellas personas que tienen más dificultades para acceder al empleo las tienen también, y por esa misma razón, para tener un seguro médico. De esta forma, el empleo -tenerlo o no tenerlo, o las propias características del mismo- se convierte, a su vez, en una fuente de desigualdad en materia sanitaria. Pero las diferencias por razón de sexo no acaban ahí. También se producen en caso de estar aseguradas: las mujeres pagan más por el mismo seguro médico que los hombres, un billón de dólares más que ellos cada año.
Hay, por otra parte, desigualdades que tienen que ver con la edad. Habitualmente las personas mayores pagan más por sus seguros médicos que las personas más jóvenes, porque se considera la edad como un factor de riesgo. Tanto que a veces el precio del mismo seguro llega a multiplicarse por 25 en función de la edad de la persona asegurada

Aunque la falta de cobertura sanitaria es el problema más dramático, no es el mayor. Éste es la cobertura insuficiente de la mayoría de la población. El aseguramiento privado es muy insuficiente y el sistema de copago es enorme. El 23% de familias aseguradas con ingresos medios en la sociedad estadounidense (de 25.000 a 50.000 dólares al año) indica que tienen problemas para pagar las facturas médicas y el 22% retrasaba ir al médico, preocupados por no poder pagar la factura. Esta situación alcanza dimensiones crueles. El 39% de personas con enfermedades terminales expresa angustia y preocupación por cómo pagar sus facturas médicas. El 45% de casos de bancarrota en EEUU tiene que ver con la imposibilidad de pagar las facturas médicas. Otro problema es que en contra de lo que dicen muchos economistas liberales, el modelo de aseguramiento privado en EEUU ofrece muy poca capacidad de elección. El 41% de personas con aseguramiento privado conseguido a través del convenio colectivo no tienen capacidad de elección. Tienen que ir al proveedor que señale la compañía de seguros con la cual la empresa asegura a sus empleados.
                                                  

 EEUU ocupa el puesto número 44 en médicos por persona, el 50 en camas hospitalarias por persona, el 34 en tasa de mortalidad infantil, el 29 en tasa de mortalidad materna en el parto y el 30 en esperanza de vida de las mujeres (28 en hombres). Era el número 1 en esperanza de vida de mujeres que hubieran cumplido los 65 años y en la actualidad ocupa el vigésimo puesto.

 ¿Reforma?
Aunque de forma exagerada y utilizando la ironía, Sicko, muestra una realidad preocupante en muchos aspectos. La reforma sanitaria aceptada a través de La norma Patient Protection and Affordable Care Act, abreviada PPACA, fue promulgada con carácter de ley por el presidente de los Estados Unidos Barack Obama el 23 de marzo de 2010. Los cambios se harán con tres objetivos principales: expandir la cobertura médica del pueblo de los EE.UU. como paso a acceder a una cobertura universal, contro­lar los siempre crecientes costos del sistema de salud y mejorar el sistema de prestación de la salud. La ley5 busca expandir el nivel de cobertura y el acceso a la salud conservando su actual sistema mixto, público-privado, caracterizado por seguros individuales basados en el empleo, Medicare y Medicaid. A tal fin implementará lo que se conoce como “mandato individual” por el cual se requiere que todos los ciudadanos de los EE.UU. y residentes legales tengan un seguro médico. Aquellos que no lo tengan, con algunas excepciones, deberán pagar una penalidad que irá en incremento a partir del año 2014 en adelante, hasta alcanzar un máximo del 2.5% del ingreso anual de una familia. 
Según las estimaciones de la oficina de Presupuesto del Congreso de EE.UU., el costo total de la reforma será en 10 años de 938 mil millones de US$. Como se explicó, el gobierno espera financiar este costo a través de una combinación de modificaciones en los programas de Medi­care y Medicaid y una serie de impuestos y tarifas nuevas. Este organismo calcula que en 10 años los cambios que se implementarán permitirán reducir el déficit del país en 124 mil millones US$.
Aún así, se espera que unos 15 millones de personas permanezcan sin seguro, la mayoría de ellos inmigrantes indocumentados

(1) Barrera Páez, L. RJ, M. Los intentos de reforma sanitaria en Estados Unidos, cada vez más hacia el modelo de cobertura universal. 2005.
(2) Ganduglia, C. . La reforma sanitaria de los Estados Unidos de America. 2010.
(3) Kenneth I. S, MD. Health Care Quality and How to Achieve It. 2002.
(4) Navarro, V. La privatización de la sanidad. Febrero 2013.
(5) Rodríguez Fernández, M. Luz. Derechos, mercado y luchas políticas. A propósito de la reforma sanitaria de la Administración Obama. 2013.
(6) Starfield, B. S, F. A, D. B, P. DM, J.M ,Hjortdahl, et al. Atención primaria y responsabilidades de salud pública en seis paises de Europa y América del Norte:un estudio piloto.
(7) Urbanos, R. Sistema sanitario, Salud y Sostenibilidad. Junio 2012.
(8) Wallace, Steven P. E, V. Disponibilidad, accesibilidad y aceptabilidad en el sistema de atención médica en vías de cambio para los adultos mayores en los Estados Unidos. 2001.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
;